F.A.M.
COMUNICACIONES – Grupo de Senderismo L’ANDADA
U.S.C.T.Z.
SENDERISMO URBANO – PTE. TERCER MILENIO – TOPI PICARRAL
4-5-2023
NÚMERO DE ASISTENTES: 37
Comenzó este jueves el maratón del mes de mayo. Sólo era la primera actividad de las cuatro programadas a lo largo del mes, pero como se trataba básicamente de comer, nuestra gente se apuntó con fuerza, tal fue así, que hubo que ampliar el número de plazas dos veces, momento en el que los profesores de la escuela del TOPI del Picarral nos dijeron: ¡Basta! ¡Ni uno más!, si no vamos a tener que ampliar el comedor y no da tiempo a hacerlo.
A la hora de caminar, la cosa fue más ó menos como suele suceder en este tipo de excursiones: cuenta conmigo desde el principio, dijeron algunos -finalmente estábamos cinco en la linea de salida bajo el cobijo del Puente del Tercer Milenio – a pesar de que hacía una mañana primaveral casi tirando a veraniega.

Entre charlas basadas en múltiples temas (casi dos horas dan para mucha conversación), fuimos al encuentro de los que se habían comprometido a acudir al Puente de La Almozara (en este punto eran 10 personas más) para juntos, recorrer las orillas del padre Ebro hasta el Puente de Piedra antes de enfilar por la calle Sobrarbe hacia la escuela de hostelería.

El que más y el que menos, íbamos buscando la sombra, por que el calor ya apretaba lo suyo y lo de su primo, pero lo único que consiguió fue que antes de entrar al comedor nos fuéramos a “apretarnos” unas cervezas a los bares cercanos al TOPI . Una vez recuperados los líquidos, se imponía sentarnos a la mesa para recuperar las sales, los hidratos de carbono, el potasio y nos se cuantas otras sustancias que algunos habían quemado en el recorrido… en el autobús urbano.

El menú comenzó con una tostada de foie y una oyoza con algas, maridadas con una copa de cava (algunos que tenían mucha sed, repitieron de cava). Siguió luego un gazpacho de fresas y cerezas antes de atacar un arroz cremoso de marisco acompañados de un vino blanco del Campo de Borja que ya nos iba entonando el cuerpo (debía ser que el potasio estaba alcanzando sus niveles normales) y luego vino el plato principal: Estofado de ciervo con tubérculos, acompañado por un vino del somontano del Moncayo. Y para postre, un lingote de nata y almendra regado con un cocktail “White Russian”.
Toda esta descripción la hago para provocar la envidia de los que se perdieron el acontecimiento, así para la proxima excursión gastronómica allá para el mes de noviembre, estarán más atentos…si se acuerdan.
Lo más bonito de la jornada, fue sin duda ver el buen ambiente que reinaba en todas las mesas y las risas que iban aumentando conforme iba desapareciendo la comida…y la bebida de los respectivos recipientes.
Ya sólo quedaba regresar a nuestros domicilios a reposar la comida. Hubo incluso algunos de los que no quieren engordar, que se propusieron hacer dicho trayecto caminando, pero la fuerza de voluntad les duró… hasta la parada más próxima del autobús urbano.