Grupo de Senderismo L’ANDADA U.S.C.T.Z.
CAMINO DEL CID ARAGONÉS: De Calamocha a Torrijo del Campo 21-1-2023
NÚMERO DE ASISTENTES: 43
La pandemia nos hizo dejar el Camino del Cid y todos los demás proyectos guardados en el baúl, pero no olvidados y sí dispuestos a sacarlos de ahí en cuanto las condiciones sanitarias volvieran a ser favorables, cosa que parece que va por buen camino a pesar de las últimas noticias que llegan de China (China, otra vez).
Haciendo un esfuerzo de memoria, recordamos que el Camino del Cid lo habíamos dejado en Calamocha y por tanto correspondía reanudarlo a partir de dicha localidad (que no es mal lugar para un retorno a la normalidad). Así las cosas, nos dimos cita 43 fieles del gremio de los caminantes a pesar de que la subida de los precios de la comida y los autobuses nos obligó a tener que actualizar los precios antiguos que por cierto llevábamos sin hacerlo desde el año 2.008.
Pero como decía un veterano compañero: “Será por dinero…, si aunque lo tire no se me termina”. Bueno, hay que decir que tiene ascendencia madrileña y eso influye lo suyo. Pronto las conversaciones derivaron por otros derroteros hasta que llegamos al Hotel Lázaro de Calamocha y comenzamos a “calentar” devorando los bocadillos, vinos, cafés, magdalenas, etc. más que por hambre, para evitar en lo posible que nos diera alguna desgana cuando comenzáramos a caminar.

El día se presentaba con temperaturas bajo cero (-4ºC) como corresponde a un lugar como Calamocha que es uno de los pueblos de España donde se fabrica el frío, pero vamos una cosa suave no como cuando yo era un mozalbete allá por febrero de 1.971 que durante varios días se alcanzaron los -25ºC. ¿Nos íbamos a acobardar las gentes de L’Andada por tan poca cosa?

Está claro que no y así en cuanto nos hicimos la foto de grupo en el Puente Romano de Calamocha, se iniciaron las “hostilidades” y el grupo de los que iban a hacer la totalidad del recorrido, comenzó a acelerar el ritmo y no paró hasta llegar a El Poyo del Cid donde esperamos al resto de participantes para hacernos una foto bajo la estatua del Cid Campeador. ¡Qué menos después de tantas jornadas de senderismo siguiendo sus pasos!

Ya luego, los grupos se definieron perfectamente y no se paró hasta llegar a Fuentes Claras donde los del recorrido corto dijeron eso de “hasta aquí hemos llegado” y se subieron al autobús que los llevó hasta Torrijo del Campo donde esperaron la llegada del resto de participantes que mientras tanto pudieron conocer el curioso pueblo de Caminreal con un mural muy bonito, la Iglesia parroquial y un memorial dedicado a las víctimas del Covid.

Pero aún nos aguardaba a los curiosos del grupo la última sorpresa en Torrijo: la iglesia parroquial dedicada a San Pedro. Su esbelta torre pasa por ser la más alta de toda la comarca y cuando entras al interior de dicha iglesia, no te esperas encontrar esta pequeña joya en un pueblo de apenas 450 habitantes. Su cúpula, el vistoso altar mayor y hasta un órgano que según nos dijeron está en perfectas condiciones de uso nos dejaron realmente estupefactos.

Mientras otros, se dedicaron a buscar con éxito la carnicería para aprovisionarse de chorizos, longanizas y demás cosas de ese tipo…por si acaso hay escasez en Zaragoza.
Ya sólo quedaba cumplir con el último mandamiento: la comida. Y ahí si que participamos todos por igual. Mientras unos disfrutaban con el puchero de pueblo, otros mantenían la línea con la menestra. Luego vinieron las carrilleras al horno y la merluza con sus complementos de gambas, almejas, etc. y para postre unos ricos flanes con nata y para los amigos de la fruta, unas ricas mandarinas.
Aún quedó tiempo para la sobremesa y para cumplir con el ritual de los chupitos de hierbas por parte de la “Cofradía del Orujo” que siguen a rajatabla las reglas de la orden.
En fin una jornada más de Senderismo que terminó a eso de las 5’30 de la tarde en Zaragoza donde nos estaba esperando un cierzo “made in Aragón” que a más de uno se le llevó la boina hasta Villamayor.