NÚMERO DE ASISTENTES: 49
Después de una larga espera, ¡por fin llegó la primera excursión cultural! Y decidimoshacerlo al igual que en la actividad de Senderismo, con la excursión que teníamos preparada para abril de 2.020: Estella y el Monasterio de Iranzu...como si no hubiera ocurrido nada en este espacio de tiempo. En esta ocasión, el primer día de la inscripción ya pudimos constatar que había ganas, que digo ganas, ¡muchas ganas! de volver a participar en una excursión cultural. Tan es así que alfinalizar la mañana, más de 40 personas se habían decidido a participar. Finalmente, fuimos 49 los que nos reunimos el día de la excursión (6 compañeros/as no pudieron asistir a última hora por problemas de salud) y aunque la mañana no presentaba un buen panorama climático, apenas habíamos salido de la provincia de Zaragoza, el sol se decidió a participar también en nuestra excursión y ya no nos abandonó en todo el día. Después de parar a desayunar (y comprar pimientos del piquillo en la feria semanal de Estella como si no hubiera un mañana) nos reunimos en la Plaza San Martín con el que iba a ser nuestro guía en Estella: Alberto Oiz, una auténtica enciclopedia no exento de sentido del humor que nos hizo más amenas las jugosas explicaciones sobre el rico patrimonio cultural e histórico de esta ciudad declarada Monumento Nacional Por delante de nuestros ojos, fueron pasando los principales monumentos: el Palacio de los Reyes de Navarra (hoy reconvertido en sala de exposiciones), la increíble iglesia de San Pedro de la Rúa con su hermoso pórtico, su bonito claustro y su barrio aledaño, para luego pasear por alguna de sus calles, descubrir el puente de la Cárcel y la Iglesia de San Miguel con un bello pórtico y unas magníficas vistas de la ciudad. Después de despedir a Alberto con una cerrada ovación, nos fuimos corriendo hasta el camping de Lizarra donde disfrutamos de una excelente comida: si las “pochas” con piparras estaban buenas, que digo buenas ¡excelentes!, el cordero al chilindrón y el arroz con leche son de los que gusta repetir (y más de uno lo hizo). Toda la comida fue servida ¡por una sola persona! con una profesionalidad como hacia tiempo que no veíamos. Costo levantarse de la mesa, pero nos estaba esperando el padre Manolo en el monasterio de Iranzu y no era cosa de hacerlo esperar, entre otras cosas porque los monjes del monasterio tienen sus horarios que procuran cumplir a rajatabla. El padre Manolo nos fue explicando con parsimonia las vicisitudes del monasterio y sus principales atractivos: el claustro gótico, la cocina con su gigantesca chimenea y sus antiguos utensilios, la iglesia, etc.
Ya sólo quedaba emprender el regreso después de una jornada muy completa. Debió gustara la gente porque muchos preguntaron cuando iba a ser la próxima...pero eso ya es otra historia que tendrá lugar en el año 2.023 si la vida continúa en los términos actuales.