Mí querido amigo Emilio:

Cuando recibí la llamada de teléfono de una amiga común, (esa llamada que a pesar de que la esperaba desde hace algún tiempo jamás hubiera querido recibir), dándome la noticia de tu partida y aunque se que es una persona de fiar, no quería creérmelo y aún ahora me cuesta hacerme a la idea.
Tal vez tu corazón ya no está latiendo, pero estoy seguro que tardarás mucho en morir, porque una persona sólo muere definitivamente cuando nadie se acuerda de ella y ese no es tu caso, porque además de tu familia, tu has sabido cosechar con tu manera de ser, montones de amigos, de los de verdad, no de los de boquilla.
Siempre has sido un espíritu libre, y tu mente no conocía fronteras, pues aunque tu procedencia andaluza la llevabas con legítimo orgullo, aquí en Aragón supiste enseguida que tenías tu segundo terruño y no dudabas en defenderlo con más agallas que mucha gente nacida aquí.
Tú has sido un luchador que se esforzaba en tratar de hacer un mundo mejor para dejárselo a las siguientes generaciones, peleando contra todo que te sonaba a injusticia, desigualdad y discriminación. Te echaremos de menos cuando haya que salir a la calle, aunque seguro que tu espíritu estará acompañándonos codo con codo como siempre has hecho, y a poco que puedas nos echarás una mano para mejorar la vida de la gente humilde.
Como es natural, tu familia ha sido siempre lo primero para ti, esa Pili que tanto te quiere y a la que has sabido hacer tan feliz, esas hijas que con legítimo orgullo presumen de padre por donde quiera que van y luego ya sin ningún tipo de prioridad porque tu corazón era tan grande que no era capaz de establecer clasificaciones ni puntuar a la gente, todos los amigos más íntimos, los compañeros de la Asociación vecinal, los compañeros de trabajo, y aunque los dejo para el final, los “colegas” de las excursiones de Senderismo de los que se de buena tinta que eran una de tus debilidades.
Cuando llegue el dia de las excursiones y el autobús se detenga en la parada del Toc -Toc, estoy seguro que tú estarás allí con tu eterna sonrisa para decirme: “Buenos días chiquitín” y yo te responderé como siempre con otra sonrisa bien grande aunque algunos crean que se me va la olla. Una vez estés dentro del autobús, entonces tendré el convencimiento de que tendremos un día maravilloso, aunque conociéndote igual nos sueltas un chaparrón para echarte unas risas a nuestra costa.
Luego, como siempre, te irás con el grupo de los “tragamillas” para llegar de los primeros al tema de “la cerveza”, eso sí, con tu cámara de fotos colgada del cuello pero siempre dispuesta para captar todo que te llame la atención durante el recorrido y así poder enseñarle después a tu Pili antes de comer, esas pequeñas cosas que has descubierto.
Y a la hora de los “chupitos” seguro que José Luís, Bernardo, Bienve, Javier, Romanos, Sandoval, etc. brindarán por ti y a esos hombres grandotes, se les arrasarán los ojos por que para ellos también eras alguien muy especial.

Hasta siempre buen amigo. Descansa en paz. “L’Andada” y sus gentes no te olvidan ni te olvidarán.