NÚMERO DE ASISTENTES: 61
Esta excursión surgió como alternativa a la clásica del Belén Montañero, ya que llevábamos varías ediciones del mismo que no tenían el apoyo de nuestros socios y simpatizantes. ¿Motivos? Con exactitud no lo sabemos, pero entre otras causas pensamos que a nuestra gente no le gustan los domingos para ir a caminar, que debido a los recorridos cada vez más cortos para este evento no les apetecía madrugar para caminar tan pocos kilómetros, etc. en fin, que fuesen por los motivos que fueren no “molaba” dicha excursión.
Así que los responsables de la actividad “escurriendo, escurriendo” pensaron en proponer otra actividad similar pero en sábado y adaptando el recorrido a realizar a una premisa importante: “que estuviera cerca de alguno de los restaurantes donde sabemos por experiencia que se come bien” capítulo fundamental en nuestras excursiones de senderismo.
El resultado parece corroborar que se dio en la diana, pues si el año pasado la asistencia al Belén Montañero fue de 30 personas (de las cuales 8 no eran habituales a nuestras excursiones), en esta ocasión nos reunimos 61, todas “de los nuestros” que pudimos disfrutar de una primaveral mañana de senderismo por las proximidades de Fuentes de Ebro.
Como las buenas costumbres no se deben perder, la mañana comenzó con el consabido vino moscatel para “pasar” las pastas con que la empresa de autobuses nos recuerda todos los años para estas fechas que se acercan las fiestas de Navidad y que llegamos a la época en la que hay que ponerse “ciegos” de comer y beber cueste lo que cueste.
No por ello perdonamos el bocadillo, que pasaba de las mochilas a los estómagos como por arte de magia y una vez dada buena cuenta de ellos y de los correspondientes cafés, nos decidimos a comenzar a caminar desde el mismo restaurante en dirección al destruido pueblo de Rodén cuyas ruinas siempre nos recordarán los desastres de las guerras a esta generación nuestra que ha tenido la suerte de no tener que vivir ninguna en nuestras carnes.
La mañana soleada animó a más gente de la habitual a hacer el recorrido largo que no dejó pasar la oportunidad de acercarse hasta el poblado del Cabezo de la Horca datado en la Edad del Bronce (entre el año 800 y el 300 a.de C.).
Antes de llegar al viejo Rodén y continuar hasta el pueblo nuevo donde las únicas señales de vida que vimos fueron cuatro gatos y el humo que salía de un par de chimeneas; alguien comentó que no tenía claro cual de los dos pueblos estaba más muerto. Y es que por desgracia la España vaciada existe y en Aragón sabemos bastante de ese tema.
A partir del nuevo Rodén, el camino se internó por la zona de huertas de Fuentes de Ebro, bien surtida de olivos repletos de aceitunas y abundantes pinos hasta a dicha población entrando en donde el río Ginel nos dio la bienvenida. En ese punto, ya se olía la comida que con tanto esmero llevaban preparando las cocineras del restaurante Elena desde hacía buen rato, así que ni decir tiene que ello provocó un acelerón en la marcha, tanto que hubo que esperar cerveza en mano a que nos llamarán para entrar a comer. La espera mereció la pena porque la comida estaba muy rica y quedaron pocas “sobras”.
La jornada fue muy amena Ya sólo quedaba desear a todos nuestros socios y simpatizantes unas felices fiestas navideñas, que el año 2.020 nos traiga salud… y si nos toca algo en la lotería pues tampoco le haremos ascos.