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Tras el paréntesis del pasado año, Carmen Abón y sus inseparables Conchi y Pedro (que lo mismo valen para guiar excursiones por la Comarca de las Cinco Villas que por el Somontano de Barbastro) eligieron un atractivo itinerario por la patria chica de Carmen, para hacernos disfrutar de la belleza del otoño por estas tierras que se encuentran al abrigo de la Sierra de Santo Domingo.
La mañana comenzó un tanto incierta y Biel nos recibió con una fina lluvia que a l@s más pesimistas les sonaba a catástrofe. Un poco mohín@s nos dirigimos a la primera parada del día: los dos bares de Biel que ya nos estaban esperando para dar buena cuenta de los bocadillos y los buenos pinchos de tortilla que se amontonaban en las barras de los dos bares. De esta sencilla manera, los ánimos subieron de tono ayudados por los vasos de vino y algún que otro carajillo.
Abandonamos las encantadoras calles de Biel y su judería con los paraguas abiertos, pero todo fue una traviesa alianza de la buena de Carmen con la meteorología por que no quería que los impermeables y paraguas que algun@s se habían comprado para la ocasión se quedaran sin estrenar, así que una vez cumplida la ilusión de estrenar y cuando apenas transcurrido el primer kilómetro del recorrido, cesaron las “cuatro gotas” y la lluvia ya no volvió a aparecer hasta que subimos al autobús en Luesia para irnos a comer.
Mientras la mayoría que se decidió por hacer la excursión “corta” seguían como corderic@s a Carmen y a Conchi en dirección a la Fuente de los Asnos, la veintena escasa de siempre se fueron con Pedro para hacer el trayecto “largo” y al final de la jornada tanto un@s como otr@s estaban content@s con la decisión tomada, sobre todo por haberse apuntado a la excursión, porque realmente el monte estaba precioso con ese colorido que tanto nos gusta a l@s amigos del senderismo.
Fue una mañana donde no falto de nada: ligera lluvia al principio, la compañía del sol a continuación, la niebla que no se quiso perder la fiesta y las ganas de “cascar” y reir, que nunca faltan, aunque en el grupo de l@s “más andarines” todo esto se reservo para la bajada hacia Luesia porque mientras subíamos hacia el collado de la Nevera, bastante teníamos con coger aire para respirar.
También hubo recogida de setas y “consumo” de madroños. Lo único que sobró fue un desafortunado incidente con un perro que se cruzó en el camino de nuestra Carmen dejándole de regalo un “talegazo” espectacular cuyas consecuencias comenzamos a ver tod@s menos ella, que sólo lo veía a medias porque su ojo izquierdo se iba cerrando a una velocidad de vértigo conforme pasaban los minutos. Y es que como alguien le dijo: “Carmen: no te fíes de los perros, que aunque siempre se ha dicho que el perro es el mejor amigo del hombre…sobre que sea el mejor amigo de la mujer no hay nada escrito”.
Cuando por fin l@s de la “excursión larga” llegamos a Luesia, l@s de la “corta” ya estaban empezando a dar “repizcones” a las ricas magdalenas y al pan que se habían comprado en el horno de Biel y tod@s, en buena armonía, nos marchamos a comer a “La Perla” de Erla donde nos sirvieron una comida estupenda. La concurrencia “obligó” a salir a saludar a un emocionado cocinero que se llevó una cerrada ovación de los comensales.
Y ya sólo restaba el regreso a Zaragoza que se desarrolló entre chaparrones, pero como el autobús no tenía goteras, tuvimos un recorrido de lo más tranquilo y además corto, donde algun@s ya se deseaban Feliz Navidad porque querían “ganarle por la mano” al Corte Inglés aunque nada más fuera una vez en la vida.
