NÚMERO DE ASISTENTES: 61
Una vez más volvimos por estas tierras de la Comunidad de Calatayud y su zona de balnearios, aunque en esta ocasión no se trata de relajarnos en alguno de sus centros termales, sino de recorrer los miradores del río Mesa y disfrutar de los colores de la estación otoñal.
Parece ser que el recorrido despertó interés entre nuestras gentes, pues a pesar de las bajas de última hora por diversos motivos, todavía nos reunimos un buen puñado de senderistas a l@s que no les asustaron las predicciones meteorológicas ni las abundantes lluvias caídas la víspera de la excursión. Y a fe que acertaron, pues a pesar de que la mañana comenzó con nieblas y alguna gota, cuando comenzamos a caminar ya no volvió a aparecer la fina lluvia y la niebla se limitó a acompañarnos durante la primera media hora de los recorridos.
Como de costumbre, se formaron los dos clásicos grupos de la “larga” y la “corta” y mientras ést@s se dirigieron hacia la zona de los balnearios, aquell@s se lanzaron como posesos por la ruta de los miradores. Cuando llegamos al tercero, hicimos una primera foto de grupo y se conoce que la niebla decidió quedarse en el mirador por si venía alguna otra gente volver a “chupar” cámara.
Enseguida aparecieron las primeras hoces del río Mesa y con ellas las exclamaciones de agradable sorpresa de los “más andarines” que incluso aceleraron la marcha por que alguien dijo que a eso de las 12 quitaban las hoces hasta el próximo sábado. El caso es que entre risas y resoplidos cuando llegaba alguna cuesta, fue transcurriendo el trayecto hasta llegar a las vistas “en directo” de la primera visión cercana del río Mesa y sus espectaculares paredes rocosas donde todo el mundo quería hacerse fotos para el recuerdo.
En este punto, el grupo de la “larga” se volvió a dividir en dos: l@s que tenían prisas por “pillar” una cerveza fresca y l@s que decidieron que la cerveza podía esperar un rato más. Así las cosas, nos internamos en dirección a Calmarza, adentrándonos por los desfiladeros que la Naturaleza ha tardado miles de años en construir y levantando la vista sin cesar para recrearnos con el vuelo de las aves en busca de comida y los enormes murallones que rodean el sendero por todos lados.
La marcha llegó hasta un punto donde el camino estaba inundado y allí se emprendió el regreso hasta llegar a la zona de los balnearios donde ya estaban esperando l@s de la “corta” que aunque ya llevaban un buen rato en el bar, tuvieron la deferencia de dejar algo de cerveza para los sedientos que llegaban con sed abundante.
Ya tod@s junt@s nos marchamos a comer a Alhama de Aragón donde Tito (el dueño del restaurante) y sus ayudantes se encargaron de servirnos una buenísima comida casera que fue muy elogiada por la concurrencia. Y todavía quedo tiempo para visitar las Termas Pallarés y su famoso lago de agua templada donde algun@ de sus huéspedes estaban dándose un baño tan ricamente. Contamos además con la inestimable colaboración de nuestra compañera Angelines que pasó parte de su juventud en este pueblo y que con emoción contenida nos fue explicando algo de la historia de este balneario y sus edificaciones hasta que se hizo la hora de regresar al autobús, que por cierto el nuevo chófer que nos tocó en suerte en esta ocasión había aparcado cerca de… Calatayud.
