Cuando escuchas «Belén montañero», te imaginas un paisaje agreste, rocas, cuevas, árboles frondosos.
Lo poco que sabíamos de Alfamén, era que estaba situado en la inmensa llanura existente entre Cariñena y La Almunia. Pero l´Andada, fiel a su cita de fin de año, acudió al Belén montañero de Alfamén organizado por el club China Chana de Alfamén y allí acudimos con 42 senderistas, dispuestos a ver un Belén «llanero» y lo que vimos nos sorprendió muy gratamente.
El autobús nos dejó en la ermita Virgen de Lagunas, allí fuimos obsequiados con pastas y moscatel por parte de la empresa del autobús. La ermita pertenece al siglo XVII; barroca con elementos mudéjares, además de que la antigüedad de la primitiva ermita data del siglo XV, época de la imagen. Aunque el conjunto pertenece a esta cronología, se sabe que la torre de la iglesia es anterior, del siglo XVI. En el amplio patio de acceso existe además un establecimiento de hostelería.
Guiados por Rodrigo, joven Concejal de Deportes y miembro del club «China Chana» comenzamos el recorrido hacia Alfamén, pasando por lo que fué un aeropuerto militar en uso durante la guerra civil y años posteriores, explicándonos de forma documentada los restos existentes y lo que supuso para el pueblo la existencia del mismo.
Llegados al pabellón de Alfamén, aunque no lo esperábamos porque no nos correspondía, la organización dijo que teníamos que comer migas y beber vino como los demás y les obedecimos como buenos senderistas.
Después los más andarines decidieron hacer un poco más de ejercicio y se fueron andando hasta La Almunia, unos 11 Km. y se perdieron lo mejor. La misa del Belén montañero, fue la misa mayor de un domingo de pueblo, sin ninguna mención al Belén montañero. A la salida nos esperaba Rodrigo para enseñarnos los «graffitis» que dejó en el pueblo el festival «Asalto en Alfamén».
Ya sé que en nuestro barrio, en cuanto hay una fachada limpia, un@ chiquill@ con un bote de pintura se cree un Picasso. En Alfamén los graffitis son verdaderas muestras de arte urbano actual, los artistas convivieron con los vecinos del pueblo, para tomar ambiente e impresiones y dejaron un conjunto que merece ser conocido y visitado.
Rodrigo nos contó anécdotas: l@s de la peña «El caracol» cuya fachada pintaba un artista con motivos vegetales, le pidieron que pintara un caracol, el artista dijo no, la peña dijo si, no, si, no, si, no, la peña dijo: bueno déjanos un trozo en blanco y lo pintamos nosotros, ante el desastre que podían hacer, el artista les pintó un caracol, pero eso sí, a gusto del artista.
Otro artista se «quejó», de que si las señoras del pueblo seguían llevándole pastas y madalenas continuamente, acabaría tan gordo que no podría subirse al andamio para terminar su obra.
Así entre exclamaciones de asombro y explicaciones de Rodrigo fuimos recorriendo Alfamén.
Cuando volvimos a ver como habían montado el Belén montañero, nos esperábamos un Nacimiento como el de siempre: un San José, La Virgen, el Niño y una mula y un buey más o menos grandes. Pero los de Alfamén habían montado un Belén Viviente, con adoración de los pastores y villancicos cantados «in situ» al Niño. Todo un ejemplo de lo que puede hacer un pueblo de 1600 habitantes, si se tienen ganas, iniciativa y buen gusto.
A las dos de la tarde volvimos al autobús, para desplazarnos a comer en el restaurante «El Patio» de la Almunia de Dª. Godina, donde comimos muy bien como siempre y la sorpresa consistió en el añadido de un surtido de dulces navideños en el momento del café.
Se me olvidaba, el día fue fresco, soleado y con algo de viento, resumiendo todo, quizá el mejor Belén montañero de los que yo he estado en cuatro años, a pesar de estar en una llanura.