NÚMERO DE ASISTENTES: 65
Una vez más (y esto ya se está convirtiendo en un clásico) nuestros amig@s Conchita e Isidro se comprometieron a organizar una excursión por esa comarca del Jiloca que conocen como la palma de su mano. Y como de costumbre, eligieron unos recorridos acordes con las posibilidades de nuestro grupo de Senderismo de forma que tod@s nos sintiéramos satisfechos al terminar la jornada.
Una fina lluvia hizo acto de presencia cuando el autobús atravesaba las tierras de Daroca, sin duda para sumarse al pequeño homenaje en forma de un emocionante minuto de silencio que todos dedicamos a la memoria de nuestra querida amiga Amelía que hace poco menos de un mes nos dejó, después de un montón de años de acompañarnos tanto en las excursiones de Senderismo, como en numerosos viajes por España y por el extranjero. Estamos seguros que su espíritu, junto al de su esposo Andrés, nos seguirá acompañando en nuestras correrías allá donde quiera que vayamos porque ell@s eran dos amig@s de los “de verdad”.
La lluvia fue sólo una anécdota porque mucho antes de llegar a Calamocha (lugar de tomar el “bocata”), el cielo comenzó a despejarse y cuando comenzamos a caminar en la cercana población de Barrachina nadie albergó ni la más mínima duda de que íbamos a pasar de una espléndida mañana disfrutando de una de nuestras aficiones favoritas.
Enseguida el grupo se decantó por las dos opciones de siempre: así mientras l@s más andarines capitaneados por Isidro se lanzaron en busca del río Pancrudo, l@s “paseantes” se decantaron por tomarse la cosa con más calma y seguir a Conchita que les fue explicando cosas interesantes de la comarca mientras recorrían un tramo del camino hasta que decidieron darse la vuelta y regresar a Barrachina.
Mientras, Isidro nos fue acercando hasta el río Pancrudo, el cual tuvimos que atravesar varias veces con el habitual cachondeo y la expectación por ver si alguien “pescaba” al cruzar el río. Las situaciones se salvaron con bastante dignidad y entre cruce y cruce nos dedicamos a contemplar el colorido del otoño que ya se estaba engalanando con sus mejores colores provocando el disfrute de la vista y el trabajo de l@s fotógraf@s que se “pusieron las botas” de hacer fotos.
Después de una fuerte subida que a más de un@ le costó sudar de lo lindo, y que en la bajada le pasó factura a algún@ otr@, el camino se fue suavizando, pero como la temperatura ya estaba subiendo, cuando al final de la excursión se asomó al camino la preciosa torre de la iglesia de Navarrete, ya tod@s teníamos ganas de acabar la ruta y subir al autobús para disfrutar de una buena comida en el restaurante Lázaro de Calamocha donde repusimos fuerzas con una comida contundente como corresponde a una zona de las más frías de Aragón.
Todavía después de comer, nos esperaba la grata sorpresa de la visita al Museo del Jamón de Calamocha donde Pilar y su compañero se encargaron de explicarnos las diferentes particularidades de este singular museo, sencillo pero interesante. Al finalizar el recorrido, unos platos de jamón muy bien cortado, pusieron un grato final a la visita del museo, iniciando el regreso a Zaragoza que transcurrió cantando el cumpleaños feliz a Pedro y con una cerrada ovación para Conchita e Isidro como muestra de agradecimiento por el buen día que nos habían hecho pasar.