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Como todos los años, nuestro grupo de Senderismo esperaba con mucha ilusión la excursión del mes de Mayo cuyo recorrido por la zona del Somontano de Barbastro se ha convertido en todo un clásico.
Cuando alguien nos dice: “¡Otra vez a Barbastroooo!”, siempre recibe la misma respuesta: “Cuando termine la excursión ya nos dirás si te ha merecido la pena”. Parece mentira que todavía haya alguien que ponga en duda la capacidad de sorprendernos de esa pareja de entrañables “abueletes” que son Conchita y Pedro capaces de hacerse tres o cuatro veces el recorrido que seleccionen para la ocasión para que nada falle a la hora de que todo el grupo disfrute con la excursión.
Y de nuevo este año han dado en la diana. Un recorrido común para tod@s que partiendo de Barbastro terminó en el Santuario de la Virgen del Pueyo que gracias a su privilegiada situación nos obsequió con unas vistas espectaculares del Somontano tan distintas de las que hace poco más de dos años en el Belén Montañero el general Invierno y su fiel aliada niebla se empeñó en “birlarnos”.
Una vez visitado el santuario, el grupo se dividió en dos: mientras los “list@s” siguieron a Conchita y se marchaban a visitar las Bodegas Estada donde su propietario con ese entusiasmo que emana de la gente que disfruta con su trabajo explicó con todo lujo de detalles la historia de las Bodegas, el enigma del mosaico del atleta vencedor y todo el rito que en la actualidad rodea al mundo del vino, seguido de una degustación y venta de sus mejores productos, l@s “devora millas” se marchaban con Pedro a terminar el recorrido previsto.
Primero nos internó por el “Camino del Poyet” que nos iba conduciendo hacia Castillazuelo siempre vigilados por la silueta del Santuario de la Virgen del Pueyo mientras disfrutábamos de esos paisajes tan agradables del Somontano enriquecido por los colores primaverales donde los campos de cereal salpicados por el color rojizo de los “ababoles” y el verdor de los almendros y las viñas hicieron las delicias de l@s aficionad@s a la fotografía.
A partir de Castillazuelo, y ya en el “Camino ras Vals” el interés del recorrido subió varios puntos. Las vistas de las viñas desde el Mirador de las Garitas, las gorgas del río Vero, los meandros con sus cristalinas aguas que invitaban al baño, el Acueducto construido en el año 1578 y como maravilloso colofón el Salto de Pozán del Vero, una preciosa cascada que nos encantó a tod@s, incluido algun@s caminantes que venían ya con el gotero puesto, pero la sola visión de esta maravilla les recompensó del esfuerzo para llegar hasta allí y les infundió ánimos para terminar el recorrido.
Ya quedaba poco para llegar al pequeño pueblo de Pozán del Vero, donde nos esperaban en el Asador “Casa Calasanz” con una buena comida, con “repetición de la jugada” para todo el que quiso. Las conversaciones fueron subiendo de tono conforme el vino del Somontano iba desapareciendo de las botellas y pasando a los estómagos y acabada la comida, ya sólo quedaba agradecer a Conchita y Pedro sus desvelos para que todo saliera “a pedir de boca” y emplazarlos para que el próximo año nos vuelvan a programar un nuevo recorrido que a buen seguro será tan interesante ó más que el de este año.