24-10-2015 Le Chemin de la Mature

NÚMERO DE ASISTENTES: 73


Esta excursión a la que algunos le teníamos «ganas» estaba llamada a ser una de las mejores de todo el año y así se comportó desde el primer hasta el último momento tanto en el plano de la participación como en el plano meteorológico.
Ya el día de la preparación contamos con un día espléndido, continúo con una gran aceptación que se plasmó en el primer día de inscripciones donde se llenó el autobús de 68 plazas y continuó con algunos compañeros que prefirieron venir con su coche antes de perderse esta excursión. ¡Qué listos! Su visión de la jugada les permitió disfrutar de un maravilloso día de otoño en plenos Pirineos con todo lo que eso lleva consigo.
Comenzó la jornada con la inmensa alegría de recuperar para nuestra sección de Senderismo al amigo Luís Aured después de una larga temporada ausente por motivos que no vienen a cuento. Una vez más fue uno de los animadores de las charlas que tienen lugar dentro y fuera del autobús y todos nos sentimos muy felices de contar de nuevo con su presencia en nuestras excursiones. ¡Ese es nuestro Luís!
Continuó la jornada con una temperatura estupenda para desarrollar nuestra actividad (muchos participantes en manga corta, sobre todo a partir de las primeras rampas del antiguo Camino de la Madera) y continuó con el disfrute de ese inigualable paisaje de los Pirineos cuando el otoño se instala con todo su esplendor en las laderas de sus impresionantes montañas. ¡Qué hermoso estaba todo y que cantidad de colores!
Las cámaras de fotos echaban humo y la mañana transcurrió con la alegría que produce realizar la actividad que tanto nos gusta salpicada de silencios para contemplar con admiración el espectacular paisaje.
Mientras los de la excursión larga sudaban la camiseta de lo lindo, los de la excursión corta después de contemplar el Fuerte del Portalet y los tremendos abismos que lo rodean, se acercaron hasta el vecino pueblo francés de Borce para pasear por sus calles y descubrir la sencilla belleza de sus casas y jardines muy bien cuidados, confraternizando con alguno de sus habitantes, tomando cañas, visitando la única tienda del pueblo y tomando el sol hasta que se hizo la hora de regresar para recoger a los «andarines insaciables» y marcharnos todos juntos a comer al Restaurante «L’Anglasse» de Canfranc-Estación.
Todos teníamos «la gana» en su punto cuando nos sentamos a la mesa, pero aunque no la hubiésemos tenido, sólo de ver desfilar los platos por delante de nuestras narices, se despertaban todos los jugos gástricos habidos y por haber. Como siempre, todos los platos estaban estupendos: si bueno estaba el milhojas de calabacín con queso de cabra, no se quedaba atrás la lasaña casera de carne y anda con los segundos platos, encabezados por el entrecot de ternera y seguido por el bacalao con muselina de ajo; y que decir de los postres, si bueno estaba el mouse de limón, no se quedaba atrás la crema de café irlandés. En fin, que como dicen algunos de los que menos caminan: ¡las cuentas no nos salen, perdemos 100 gramos con lo que andamos y nos engordamos medio kilo con lo que comemos! Pero un día es un día y el lunes ya nos pondremos a régimen.

Descansando en la Granja Perry
Descansando en la Granja Perry
Otoño en el Pirineo
Otoño en el Pirineo
Posando en El Coll de Arras
Posando en El Coll de Arras

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