NÚMERO DE ASISTENTES: 54
Mucho «mono» había en el grupo de Senderismo L’Andada por reanudar la actividad después de un largo y caluroso verano sin juntarnos toda la peña para pegarnos una buena caminata… y una buena comida. Así pues nos juntamos 54 senderistas con una puntualidad que ríete tú de los ingleses, dispuestos a pasar un día estupendo en contacto con la Naturaleza.
Además la excursión de septiembre siempre cuenta con el aliciente añadido de que la organizan esa pareja formada por María José y Norberto que aunque resulta casi imposible, todos los años se superan y nos sorprenden con nuevos recorridos, nuevo restaurante, nuevos masajes y remedios naturales para los «achaques» y visita novedosas para después de comer.
Este año tampoco ha sido una excepción y en esta ocasión el recorrido transcurrió en medio de una mañana magnífica de sol y temperatura agradable por el GR-
Cada uno eligió su propio grupo y así mientras los participantes en la excursión corta se ponían bajo las órdenes de María José, los más andarines se esforzaban en seguir a Norberto y cada uno disfrutó a su manera con los magníficos paisajes de esta parte de nuestro Pirineo donde las vacas y caballos se ponen «morados» con los ricos pastos de la zona y los jabalíes se esconden lo mejor que pueden para evitar las balas de los cazadores que hoy se han montado una batida bien surtidos de rifles y escopetas.
El otoño comienza ya a presentar sus credenciales y la mezcla de colores es realmente hermosa, así como la animada charla, las bromas y las risas que siempre acompañan nuestras excursiones. El calor y las cuestas hicieron sudar a todos los andarines y cuando llegamos a los pies del Anayet, unas cuantas fotos y la consabida reposición de líquidos, minerales, sales y demás, nos permitió comenzar el camino de regreso al punto de partida encontrándonos con bastantes senderistas que evidentemente habían madrugado bastante menos que nosotros.
Después, una buena comida en el restaurante Arabuisán, nos fuimos a visitar la Torreta de la Fusilería donde además de las buenas vistas que ofrece su privilegiada situación, esta antigua torre defensiva hoy convertida en centro de interpretación, nos permitió a través de varios videos, conocer un poco mejor este rincón de nuestros queridos Pirineos. La tarde tocaba a su fin y el cansancio acumulado durante el día así como los tragos de vino durante la comida, hicieron que el viaje de regreso transcurriera en medio de un impresionante silencio sólo roto por algunos ronquidos de los de siempre.