NÚMERO DE ASISTENTES: 56
Ya hacía algún tiempo que nuestros buenos amigos de Barbastro, Conchi y Pedro no nos sorprendían con alguna de esas excursiones que nos organizan por su zona de influencia del somontano de Barbastro que tanto quieren. Pero este año que bajaron un poco la guardia, conseguimos «engañarlos» para que nos enseñaran alguna de las muchas rutas que ellos conocen como la palma de su mano.
La zona de los viñedos de Barbastro fue la magnífica sorpresa que nos tenían preparada para esta ocasión. Como siempre prepararon la jornada con esa meticulosidad que siempre derrochan, empezando por el desayuno para coger fuerzas, siguiendo por el espléndido día de sol del que disfrutamos (alguno le «reprochó» al bueno de Pedro que aunque se hubiera gastado alguna «perrica» menos en sol también nos hubiera valido) y continuando con un precioso recorrido por los viñedos de las principales bodegas que pueblan el somontano de Barbastro cuya denominación de origen es ya famosa en toda España y parte del extranjero.
El recorrido resultó de lo más agradable y sorprendente, pues además de los viñedos, pudimos descubrir con cierta sorpresa que los olivos son otro de los alicientes del recorrido; olivos con solera y en cantidad. La flores que alfombraban los campos fueron fotografiadas con profusión por los aficionados a la fotografía y es que el contraste entre los troncos retorcidos de los olivos, el verdor de las cepas de la vid y el colorido de las distintas flores eran una tentación irresistible.
Los viñedos de las Bodegas Lalanne ó Enate, los pueblecicos de Burceat y Cregenzan escondidos entre las montañas y las preciosas vistas del río Cinca junto con el Barranco de Ariño fueron pasando ante los ojos de los muchos senderistas que en esta ocasión se decidieron a participar y que disfrutaron de una bonita jornada en contacto con la Naturaleza.
Durante el camino pudimos comprobar una vez más hasta donde llega la meticulosidad de Pedro cuando nos organiza una ruta de senderismo: ¡pues no se había molestado el tío en señalizar cada una de las bifurcaciones de los caminos con cintas colgadas de los árboles para que nadie se despistara! Vamos, vamos, porque la barba que lleva es de las que pinchan, pero daban ganar de soltarle cuatro besos bien dados por que personas así ya quedan pocas. ¿Y que decir de los planos en color de la ruta que repartió entre los asistentes (todos elaborados a mano como los antiguos Chocolates Matías López)? En fin tan bien lo hicieron esta pareja que sin dudarlo y a petición unánime de la concurrencia, ya les encargamos que preparen otra ruta de las suyas para el próximo año.
Para «rematadera» una espléndida comida en la Sociedad Mercantil y Artesana de Barbastro donde el amigo Manolo nos empapuzó a base de bien (tanto que entre el sopor de la comida, el cansancio acumulado y la «viejera» que cada vez se nota más en nuestras gentes, el paseo por Barbastro preparado para después de la comida, lo dejamos para mejor ocasión). Por si faltaba algo, al final de la comida el dueño del restaurante nos obsequió con unos chupitos que una vez en el autobús camino de Zaragoza, provocaron unos ronquidos que se oían a varios kilómetros a la redonda.
En fin una jornada más que transcurrió entre risas y abundantes ganicas de «cascar» como suele ser norma de nuestras gentes…y que dure muchos años.
