NÚMERO DE ASISTENTES: 66
La excursión programada para este mes, había levantado una gran expectación. Por un lado, el recorrido preparado con gran mimo por ese equipo tan compenetrado formado por Conchita e Isidro que no dejan un cabo suelto para que todo resulte atractivo y sin fallos y por otro lado, la guinda de la visita al castillo de Peracense, provocó que el primer día de inscripción para dicha excursión, se agotaran las plazas del autobús grande, con gran disgusto de los que “se descuidaron” y vinieron el segundo día y siguientes a apuntarse.
Lo cierto es que una vez más, el mes de febrero fiel a su cita con gripes y resfriados, consiguió que al final todo el que tenía interés en participar en la excursión pudo venir, incluso las bajas que se produjeron el última día dejaron dos asientos libres para alborozo de los que van a la cola del autobús que pudieron explayarse a gusto en sus asientos.
La jornada comenzó con la animada charla que caracteriza a nuestra tropa que poco a poco fue amainando conforme la “modorra” se iba apoderando de los párpados de la gente por culpa del madrugón. Sin novedad llegamos a Rodeno donde perfectamente atendidos fuimos dando cuenta de nuestros bocadillos, incluidos los “submarinos” de tortilla de patata que tenían preparados en el restaurante “Los Poyales” para los que prefieren probar la gastronomía local desde primera hora de la mañana.
Bien abrigado el estómago después de cumplir con el primer mandamiento de L’Andada, ya sólo quedaba comenzar a cumplir con el segundo mandamiento: la correspondiente caminata. Mientras los “más yayos” seguían a Conchita con mucha disciplina para realizar el recorrido corto, el resto se pusieron en movimiento a la voz de “adelante mis valientes” lanzada con gran solemnidad por el bueno de Isidro que pronto vio como los “tragamillas” competían por ver quien era el primero…en pararse para esperar al grueso del grupo que se lo toma más calma para disfrutar del paisaje que en esta ocasión adornado por esos peñascos de rodeno que con sus formas fantásticas y su típico colorido rojizo le daban un plus espectacularidad.
No faltaron a la cita los verdes pinos y las grullas que con sus enigmáticas formaciones hizo que alguno tropezara en alguna piedra por mirar el paso de estas aves. Poco a poco nos acercamos al pueblo de Peracense y una vez atravesadas sus calles donde la arquitectura popular se plasma en las casas típicas de piedra rojiza, comenzó la parte más dura de la ascensión al Cerro de San Ginés donde llegamos “calientes” y soplando. Un pequeño descanso para “soplar” pero en esta ocasión de la bota de vino y continuamos hasta completar este bonito recorrido en Rodenas donde nos sorprendió la belleza de este pequeño pueblo donde destaca sobremanera por su originalidad la Cisterna, una construcción árabe del siglo IX situada sobre una formación rocosa rara pero hermosa, sin olvidarnos del lavadero “Los Navajos” donde antiguamente las mujeres del pueblo hacían la colada en pequeños lavaderos individuales para la ropa pequeña y dos pozos para la ropa de las camas. Aquí todavía quedan en pie casas solariegas con sus fachadas de piedra rojiza con grandes arcos de piedra de rodeno y una quesería artesana con un delicioso queso ganador de algún que otro premio. Y ya sabemos por experiencia que cuando hay algún establecimiento así, la afluencia de nuestras gentes es masiva.
Todavía quedaban dos de los grandes atractivos de la jornada: la comida y la visita al Castillo Peracense. Y ciertamente cada uno en su género no defraudó a los 66 andarines que se vieron agradablemente sorprendidos por la buena comida servida por Eduardo y sus dos chicas que se esmeraron en que todo estuviera a nuestro gusto y la interesante visita de el Castillo donde Jesús el guía se esforzó en explicarnos la historia y anécdotas de esta fortificación hasta que una fina lluvia pulverizada puso alas a los pies de todos camino del autobús.
Una vez más la jornada resultó muy completa y los méritos de la misma fueron reconocidos con una cerrada ovación para Conchita e Isidro que se emocionaron como corresponde a dos alma s buenas.
Pensando ya en la excursión del mes de Marzo, llegamos a Zaragoza donde una temperatura primaveral nos estaba esperando con los brazos abiertos.