Este año nuestro suministrador habitual de excursiones, «el Gamarra», programó sus recorridos en los primeros meses del año y como conoce tan bien a nuestro grupo y su idiosincrasia siempre acierta de pleno, aunque a veces no resulta sencillo pues como muy bien dice él: «eso de hacer en la misma excursión dos recorridos…no lo hace ningún club de Senderismo más que L’Andada».
En esta ocasión la zona elegida fue la comarca de Valdejalón y más concretamente la ruta que une Ricla con Morata de Jalón y que recorre los meandros y desfiladeros del río Jalón con la guinda añadida de la subida al Alto de la Perdiz. Bien sea por el prestigio de Gamarra, bien sea por las ganas de dejar atrás el invierno y comenzar a disfrutar de la naturaleza ó por que nuestro grupo se apunta a un bombardeo con tal de salir de casa, el caso es que 63 senderistas nos dimos cita para pasar una jornada lo más placentera posible y hacer un poco de ejercicio de piernas y de mandíbula.
Una vez hubimos desayunado en las proximidades de Ricla, nos estaba esperando a la salida una invitada que nos cae «gorda» a todos senderistas: la lluvia; los agoreros comenzaron a lamentarse como si no conocieran a nuestra gente, que las pocas veces que suceden estos contratiempos se ponen a soplar todos a la vez y la lluvia se larga a otras latitudes. En esta ocasión no iba a ser menos y con el bus a resguardo en el parking de la plaza de toros de Ricla, y una vez hecha la foto de familia junto al busto de nuestro mas ilustre paisano (Don Francisco de Goya) comenzamos a caminar por la margen derecha del río Jalón dejando atrás a Ricla y su espléndida torre de la iglesia parroquial.
El camino una vez pasado el Puente del Juncal, se convirtió en senda y el río Jalón y sus desfiladeros nos dieron la bienvenida con el cielo ya despejado gracias al cierzo que aunque a veces molesta, en otras muchas ocasiones barre las nubes y limpia de polución la atmósfera de nuestra tierra. Pronto la acequia de Michén quiso unirse al grupo y pasico a pasico, nos plantamos en el punto de separación de los dos grupos. Así mientras los de la excursión corta continuaron por la orilla de la acequia y del río, los «insaciables» continuaron en busca de la ascensión al Alto de la Perdiz donde llegaron después de una exigente subida que hizo saltar los colores a los rostros de la mayoría de los participantes. Una foto de grupo, reposición de líquidos, minerales y otras sustancias quemadas en la ascensión y ¡ala! a descender.
Pasada la Sima del Pastor y poniendo mucho cuidado en el tramo más peligroso del descenso, enseguida apareció el barranco de Jabacín, una zona realmente sorprendente por sus formaciones rocosas, paraíso de escaladores. El Jalón surgió de nuevo y enseguida la senda se pegó a sus orillas haciendo del recorrido una delicia de las muchas que nos proporciona Gamarra. La zona bien surtida de escaladores y escaladoras en esta mañana soleada, es de las que nos gusta recorrer y después de pasar el Castillo de Chodes y disfrutar de la vista de la cara oculta del Moncayo que por cierto presentaba una bonita vista con su cumbre nevada, llegamos a Morata de Jalón donde los morrudos y las morrudas de siempre corrieron como si les fuera en ello la vida hacia el obrador de la señora Julia para aprovisionarse de todo tipo de magdalenas, tortas de alma y otras delicias que hace esta señora desde hace un montón de años.
Pero los jugos gástricos empezaban a hacer acto de presencia y nos fuimos corriendo a La Almunia, donde el restaurante «El Patio» nos proporcionó una de las mejores comidas de los últimos tiempos. Un paseo por La Almunia para bajar la comida y al autobús camino de Zaragoza donde nos esperaba una bajada de temperatura que daban ganas de quedarse dentro del autobús. En suma una bonita jornada como suele ser costumbre, que para eso salimos de casa.