¡Cuantas ganas le teníamos a esta excursión! Desde que el año pasado, un temporal de nieve y frio nos impidió realizar el recorrido que con tanta ilusión había propuesto nuestro guía “de lujo” José Luís Gamarra, el deseo de “venganza pacífica” contra la Naturaleza se metió en nuestras cabezas y esta fue la primera excursión propuesta por unanimidad para el año 2.014, ¡menudos somos los de L’Andada cuando se nos mete una cosa en el tozuelo!
Fue una decisión muy acertada y muy bien acogida por nuestras gentes, así que 68 valientes y “valientas” se apuntaron con tal celeridad a esta excursión que hasta una docena de colegas se quedaron sin poder asistir a la misma por que todavía no hemos encontrado un autobús elástico que permita meter a todo el mundo que lo desee, en fin para otra vez será.
En esta ocasión, la madre Naturaleza nos obsequió con un día espléndido que nos compensó con creces de la “faena” del año anterior. Así que la jornada fue acompañada por un sol primaveral y una temperatura ideal para caminar y disfrutar del paisaje de esa comarca del Matarraña que nunca deja de sorprendernos con su belleza natural y sus bonitos pueblos llenos de gente amable y aragoneses “a tope”.como los que más.
Daba gozo ver la antigua estación de Valjunquera repleta de nuestros senderistas cuando a eso de las diez de la mañana después de bien almorzados, se disponían a dar buena cuenta de la Vía Verde del Zafán, cada uno con arreglo a sus facultades. Así, mientras el grupo más numeroso (los años no pasan en balde) se dirigía caminando con tranquilidad, incluso alguno/a con “pachorra” hasta Torre del Compte, los “tragamillas” emprendieron una marcha endiablada que no cesó hasta que llegaron a Cretas, tan es así que probablemente si el tren que recorría antiguamente esta vía estuviera aún en servició, lo hubieran adelantado sin ninguna duda.
Los almendros en flor, los campos verdeando y el magnífico espectáculo de la Sierra de Beceite, con las Rocas del Masmut como estrella principal de la Sierra, hicieron disparar las cámaras de fotos sin descanso y para que no faltara de nada, hasta atravesamos un antiguo túnel alumbrándonos con linternas y echando unas risas mientras de vez en cuando se oía: “esas manos, que luego van al pan”.
La visita de Cretas para los “menos andarines” agrado a la concurrencia y una vez aterrizaron allí el resto del grupo después de recorrer sus 23 Km. bien medidos, el bueno de David el conductor del autobús, nos llevó en un periquete hasta Valderrobres donde ya nos estaban esperando en el Hostal Querol para deleitarnos con una de esas comidas a la que nos tienen tan bien acostumbrados y es que su dueño, un catalán simpático y siempre emperrado en “empapuzarnos” volvió de nuevo a dejarnos satisfechos, somnolientos y con pocas ganas de subir al Castillo-