Continúa la tradición de celebrar la excursión del Belén Montañero cuando llevamos gastado la mitad del mes de Diciembre. Y como cada año hay un grupo de Montaña que se encarga de organizarlo para que todo salga lo mejor posible y pasar un día de lo más agradable saludando a compañeros y compañeras de otros clubes de senderistas que de otra forma se haría difícil saludar debido al ajetreo de la vida moderna.
Este año fueron “Os Andarines de Aragón” los encargados de poner en marcha toda la maquinaria bien secundados por el Grupo de Mujeres de San Lorenzo de Flumen que cuando aterrizó allí la caravana de autobuses en una mañana fría y neblinosa ya nos estaban esperando con un vaso de chocolate caliente y los correspondientes bizcochos para acompañar al chocolate y que éste no se sintiera demasiado sólo.
Enseguida se comenzó a caminar porque la mañana no estaba para aguantar a pie firme el goteo de la espesa y fría niebla, así que con más celeridad que en otras ocasiones, fuimos “devorando” los escasos 7 kilómetros que separan esta localidad de la ermita de Santa Águeda en animada charla y todos “fumando” sin parar porque el aliento se helaba conforme salía de la boca.
Una vez arriba, un caldico reparador y bien calentico nos reconfortó agradablemente y enseguida todos corriendo a hacer la foto de familia para que el recuerdo quede plasmado en las cámaras de los “paparazzi” y poder colgar alguna foto en nuestra página web.
A partir de ese momento, mientras parte de la expedición se metía en la coqueta y moderna ermita a oír misa, otro grupo menos aficionado al tema, decidió regresar al pueblo caminando entre la espesa niebla que lejos de tomarse un descanso, continuaba “escurriendo” sobre todo al pasar por debajo de las ramas de los árboles. La reunificación tuvo lugar en el bar de San Lorenzo de Flumen cuando los autobuses trajeron a los que se habían quedado en la ermita que enseguida se unieron al resto y todos juntos tomamos un vino reconfortante que nunca viene mal cuando el frío aprieta.
Este año el concurso de villancicos se trasladó a Lanaja en contra de lo establecido en el programa, así que nuestra gente (después de una votación democrática) optó por dejar el concurso para mejor ocasión y nos fuimos rápidamente a comer al restaurante Carlos de Sariñena que nos estaba esperando con la comida en su punto que fuimos devorando sin prisa pero sin pausa entre charla y risas que siempre están presentes en las comidas de nuestro grupo.
El regresó nos permitió ver el sol durante un kilómetro cuando subimos al alto de Alcubierre, pero todo fue muy efímero y de nuevo el autobús se interno en la tenaz niebla que ya no nos abandonó hasta llegar a Zaragoza. Un año más echamos el telón hasta el próximo 25 de enero que comenzaremos la nueva temporada con la segunda etapa del Camino del Cid: Ariza-
