Este año, el clásico de Norberto y Fernando por su segunda patria chica (Canfranc-
Como casi siempre que subimos a esa zona, la jornada se anunciaba lluviosa, con tormentas abundantes a lo largo y ancho de todo el día, lo cual no fue impedimento para que 71 aguerridos/as de nuestro grupo de Senderismo desafiarán a los meteorólogos y se embarcaran en esa maravillosa aventura en que siempre se convierte una excursión por nuestro querido Pirineo.
Una vez más, “la potra” que acompaña a nuestro grupo se hizo patente, ya que la lluvia se retrasó haciendo caso omiso de las predicciones y no apareció hasta que el último de los senderistas se subió al autobús para emprender el camino de regreso a Zaragoza.
La excursión comenzó a eso de las diez de la mañana y enseguida se definieron los dos grupos. Mientras un buen número de participantes se decantaban por irse con “la santa esposa” de Norberto a recorrer sin prisas el tramo correspondiente de la excursión corta, el resto bien conducidos por Norberto y su ayudante el compañero Pamplona, comenzamos la subida ininterrumpida con una pendiente próxima al 10% que va pasando por los Diques de protección construidos a lo largo de Barranco de Estiviellas.
El sendero transcurre por un hermoso bosque donde las hayas son las reinas absolutas, bien acompañadas por pinos silvestres, píceas y alerces a los que ya comenzaban a sumarse las primeras setas de una temporada que promete ser fructífera; hasta alguna salamandra con sus preciosos colores nos saludaba al pasar y posaba para los fotógrafos. Poco a poco, llegamos hasta un punto donde después de reagruparnos, la mayoría optó por emprender el regreso por la otra vertiente del Barranco, mientras que un pequeño grupo prolongó la excursión hasta la Fuente del Centenario donde pudimos disfrutar de la fresquísima agua de la misma y empezar a planificar la excursión del próximo año, mientras se hacían las fotos reglamentarias.
La bajada transcurrió con conversaciones más animadas que al subir y disfrutando de las hermosas vistas de la estación internacional de Canfranc y su entorno. Una espléndida comida en el restaurante L´Anglasse nos permitió recuperar fuerzas incluso en demasía antes de irnos a realizar la visita guiada a la Estación.
Una visita muy, pero que muy interesante que nos permitió enterarnos de alguno de los episodios menos conocidos del devenir de dicha estación allá por 1.939 y años posteriores que una vez más nos viene a demostrar lo peligrosos que suelen ser los totalitarismos. Un pequeño corto titulado “El rey de Canfranc” y las explicaciones de la guía de la Estación, nos emocionó sobremanera, poniendo un broche muy hermoso a esta jornada.
Pero todavía quedaba la última emoción fuerte del día. Cuando el último de los senderistas subía al autobús, comenzó a gotear y a los pocos metros, una tormenta espectacular nos fue acompañando durante un buen montón de kilómetros haciendo que todos nos alegrásemos de nuestra buena suerte, porque si nos llega a pillar esa tromba en el monte… ¡bueno mejor ni pensarlo!
Pensando en la próxima excursión por el Sabinar de Olalla, y acunados por la música de Abba y Bee Gees, transcurrió el camino de vuelta hasta Zaragoza, aunque muchos/as ni se enteraron de la tormenta ni de la música.