18-05-2013 DE SAN PEDRO MANRIQUE A CORNAGO

Algunos de nuestros compañeros (y sin embargo amigos) de las vecinas Soria y La Rioja, formaron equipo en esta ocasión para conducirnos por sus tierras colindantes preparando una excursión por la cuenca del río Linares. Con gran ilusión habían seleccionado el recorrido y con mimo exquisito cuidaron todos los detalles para que la jornada fuera lo más completa posible. Nuestra gente, como no podía ser menos, se volcó en acudir a la cita, sobre todo la colonia soriana, que son una auténtica piña cuando de presumir de su tierra se trata.

Conforme se iba acercando el día de la excursión, las agencias meteorológicas nos iban poniendo mal cuerpo con sus predicciones que se tornaron harto preocupantes la víspera ya que anunciaban agua “por un tubo” durante toda la jornada. Pero L’Andada no se encoge tan fácilmente y 60 esforzados senderistas nos pusimos en marcha camino de San Pedro Manrique cuando el reloj marcaba las 7 de la mañana. ¡Que mal rollito, cuando el autobús pasaba por Alagón y comenzó a llover! Nos temimos lo peor, pero al tomar dirección Borja en el cruce de Gallur, paró de llover como por encanto y así continuó durante casi toda la jornada.

Con los ánimos más templados después de desayunar en Matalebreras, por fin llegamos a nuestro punto de partida: San Pedro Manrique; y aquí el grupo se dividió como siempre en dos, los más andarines comenzaron a caminar mientras el resto se dirigía a Cornago para hacer un recorrido más corto pero no menos interesante, con visita turística incluida a Yanguas bien conducidos por nuestro colega Antonio Pastor que con su encanto personal y sus conocimientos de la zona les fue amenizando la mañana.

Los “devoramillas” vigilados por el Castillo de San Pedro Manrique entramos en contacto con el río Linares cuyas cristalinas aguas ya no nos abandonarían en todo el recorrido, mientras las flores que a millones se asomaban al camino nos ofrecían su variado colorido bajo un cielo que aunque encapotado no indicaba que nos fuéramos a mojar. El paso por varios puentes de piedra, el cruce del río en varias ocasiones, sus numerosos saltos de agua y el cantarín sonido de sus aguas, nos fueron amenizando el recorrido hasta llegar al Despoblado de Vea, lugar de nacimiento de Clemente, que ejercía de experto guía como buen conocedor de la zona que es. Como siempre ver un pueblo abandonado produce esa mezcla de nostalgia y rabia pensando sobre en el esfuerzo y sacrificio de tanta gente humilde para levantar un hogar en tiempos pasados en condiciones de vida tan difíciles para acabar sucumbiendo bajo el peso de la emigración a lugares donde sobrevivir fuera algo más cómodo y el porvenir de los hijos más esperanzador.

Después de un pequeño descanso, continuamos hacia Peñazcurna, otro pueblo abandonado a su suerte, siguiendo hasta Villarejo donde se nota que los antiguos habitantes del pueblo se han propuesto restaurarlo con esfuerzo enorme y pocas ayudas. Reagrupamiento general y aceleración de la marcha hacia Valdeperillo donde el bus no pudo llegar, lo que alargo el recorrido otros dos kilómetros para llegar a Cornago con más hambre que Carpanta, pero con un sol que no nos lo acabábamos de creer. Los amigos del restaurante “La Reyes” nos tenían preparada una buena y abundante comida y el vinillo de La Rioja que repuso las fuerzas gastadas y devolvió las ganas de “cascar” a las chicas/os de nuestro grupo.

Por la tarde todavía quedaban ganas de conocer el pueblo presidido por su Castillo, la enorme y bonita iglesia, sin olvidar las huellas del pasado representadas por las icnitas (huellas) de dinosaurio. La guía local, nos ilustró contándonos la historia de su pueblo y sus monumentos, pero había que emprender el regreso, así que nos despedimos hasta otra ocasión para conocer el resto de la localidad. Ya de regreso a Zaragoza, la lluvia hizo su aparición y ya no nos abandonó en todo el trayecto, pero la jornada se salvó con mucha fortuna.

Sólo nos queda agradecer de corazón tanto a Clemente como a Antonio Pastor, todas las molestias que se tomaron para que la jornada fuera tan perfecta y ya desde este momento les emplazamos para que vayan pensando en otro recorrido por la zona para el próximo año.

Contemplando el río Linares
Contemplando el río Linares
L'andada en el despoblado de Vea
L’andada en el despoblado de Vea

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