Poco nos podíamos imaginar allá por el mes de Noviembre de 2.012 cuando programamos esta excursión propuesta con tanta ilusión por el bueno de Gamarra que los acontecimientos le iban a impedir participar activamente en la misma; pero como bien dice el refrán, el hombre propone…y las cosas de la edad y de la salud disponen.
El caso es que pocas fechas antes del día de la excursión nuestro amigo José Luís tuvo que afrontar un desafío mucho más duro que el recorrido pensado por tierras a caballo entre Aragón y Navarra del que salió más que airoso, (triunfador diría yo) y aunque su cuerpo se encontraba a unos cuantos kilómetros del punto de partida, su espíritu no dejó de estar presente durante toda la jornada acompañándonos durante el recorrido y sobre todo durante la comida donde tanto hubiera disfrutado con ese arte que tiene para hacer magia haciendo desaparecer la comida del plato sin que te des cuenta de cuando lo ha hecho.
La jornada comenzó con un tiempo magnífico donde un sol espléndido hizo que al poco de comenzar a caminar desaparecieran las pocas prendas de abrigo que algunos llevaban puestas. Durante los primeros tramos, la vista se volvía hacia atrás para no perdernos el bonito espectáculo que la silueta de Sos del Rey Católico ofrece incluso en la distancia, pero el verdor de los campos, la multitud de flores que ya llenan todos los rincones, la cantidad de agua que corre por la zona eran todo un lujo y eso que las ganas de hablar de las / los participantes impedían oír el canto de los pájaros que es otro punto fuerte de la Naturaleza en esta época del año.
Cuando los “menos andarines” decidieron que ya habían cubierto su cupo, emprendieron el regreso a Sos donde pudieron disfrutar de esta bonita villa zaragozana uno de los lugares con más encanto de nuestro Aragón. Previamente pasaron por el Monasterio de Valentuñana donde los frailes les sorprendieron con una bonita colección de mariposas, animales disecados y unas alucinantes camisas de serpientes varias procedentes de América del Sur. Mientras que los “tragamillas” continuaron el resto del recorrido propuesto que a través de la GR-
El último tramo para llegar a este pueblo navarro cuna de Ramón y Cajal, es de apenas 800 metros pero con un desnivel de 140 metros, lo que hizo que menos de una docena se atreviera a enfrentarse al reto. Enseguida comprendimos por que le llaman “la cuesta de los suspiros” y es que los soplidos de los senderistas se oían desde Sos. No obstante todo se da por bien empleado cuando las cosas se hacen con ilusión y además gracias a eso, nos entró toda la abundante comida que nos sirvieron en el Hotel La Torre de Liédena, bueno en realidad, acabaron con todo hasta los que habían caminado menos, por que otra cosa no tendremos, pero cumplidores a la hora del menú somos como el que más.
Como ahora el día cunde tanto, aún nos quedó tiempo después de comer para visitar el Monasterio de la Oliva en tierras de Carcastillo, donde pudimos disfrutar este lugar bajo las explicaciones de uno de sus doce monjes que nos fue desgranando la historia del Monasterio y de su orden. Por fin llegó la hora de regreso a casa dando fin a esta bonita jornada deportivo-
