Cuando a finales del año 2.011 intentamos involucrar a nuestros socios para que nos enseñaran mediante una excursión de senderismo las bellezas de su tierra, una de las personas más entusiastas fue nuestra “rubia” Jacinta que siente verdadera pasión por esa tierra Soriana que la vio nacer hace tan solo unos pocos años. Después de devanarse un poco la cabeza para quedar lo mejor posible, se decidió por un recorrido desde las proximidades de San Pedro Manrique hasta el helipuerto de Alcarama.
En realidad la excursión estaba programada para comenzar en el pueblo de Sarnago, pero las cerradas curvas existentes para llegar al pueblo, no aconsejaban meter al autobús en una aventura. Y como lo que se trata es de caminar, pues los 3 kilómetros de más fueron asumidos por los asistentes como “una propina” extra ¡y todo por el mismo precio!
Algunos desconfiados, se trajeron los paraguas después de la experiencia de las dos últimas excursiones y a fe que acertaron, pues el paraguas les vino estupendamente…para protegerse del sol. Así pues, comenzamos a caminar y en poco más de media hora llegamos a Sarnago pudiendo admirar por el camino la belleza de los campos de cultivo que estaban preciosos con ese verde intenso de los trigos bien protegidos por las montañas que conforma la Sierra de Alcarama.
El recorrido sin ser demasiado exigente, iba en constante subida. Muy pronto aparecieron los pinares que ya no dejaron de acompañarnos en el resto del recorrido y cuando llegamos a las inmediaciones del helipuerto, las camisetas del personal estaban bien sudadas. Pero aún faltaba la última subida para llegar a la atalaya donde está ubicado el helipuerto. Media hora después, estábamos ante “una pared” de 500 metros que probó la forma de los senderistas. Pero cuando acabamos de subir esta pendiente y llegamos a los balcones del la explanada donde aterrizan los helicópteros, las magníficas vistas del Moncayo, la Sierra de Alcarama, el Pirineo navarro y los campos de cultivo borraron de un plumazo el cansancio acumulado. El vientecillo que soplaba aceleró la recuperación de fuerzas y después de hacer la foto de familia emprendimos el regreso para poder llegar a tiempo de “devorar” la comida que Vanesa nos había preparado en su restaurante “El Paso del Fuego”.
Por la tarde, como no podía ser menos conociendo como es, Jacinta nos había preparado un par de visitas: además de pasear por las calles de San Pedro Manrique, la señora Carmen nos abrió muy amablemente las puertas de la iglesia parroquial para que pudiéramos ver su órgano, la pila bautismal y los diferentes altares que son el orgullo de los habitantes del pueblo. Finalmente, el plato fuerte: la visita al Museo del Paso del Fuego donde se muestran mediante, paneles, vídeos, diversos objetos y fotografías los pormenores de la Fiesta del Paso del Fuego que ha hecho famoso a este pueblo en todo el mundo. Más de un valiente se cargó a su pareja a las espaldas y pasó por encima de las brasas para emular a los habitantes del pueblo, eso sí con zapatos y con brasas de mentirijillas. Pero todo está bien empleado cuando se trata de divertirse un rato.
Ya de regreso en el autobús, una cerrada ovación para nuestra Jacinta por su trabajo bien hecho, hizo saltar un par de lágrimas de sus azules ojos, y es que nuestra “Jacin” es así.
La despedida hasta septiembre no pudo tener mejor colofón, pero ahora toca descansar para volver con renovadas fuerzas una vez que transcurra el verano.
¡FELIZ VERANO PARA TODOS NUESTROS SOCIOS Y MUY EN ESPECIAL PARA LOS COMPONENTES DEL GRUPO DE SENDERISMO!