1-10-2011 SIERRA DE BONÉS (Arguis)

Con mucho interés habíamos preparado con el amigo Gamarra esta bonita excursión por una zona bastante poco explorada por nuestro grupo de Senderismo, pero diversas circunstancias de tipo privado hicieron que la participación fuera la más escasa de la temporada: 33 participantes (la fiel infantería) que haciendo acopio de buen humor como siempre, emprendimos la escapada mensual que en esta ocasión debido a la proximidad de la zona a recorrer hizo que tuviéramos que madrugar menos que otras veces.

Después de un desayuno “como Dios manda”, empezamos a caminar desde el Túnel de la Manzanera. Cuántos recuerdos nos trajo a más de uno/una que tuvimos que padecer años ha la circulación por esta peligrosa carretera. Sin embargo ahora era el comienzo de una mañana estupenda que nos esperaba con un sol espléndido para iluminar la Sierra de Bonés.

El único contratiempo de la jornada comenzó apenas recorridos 500 metros cuando comenzamos a ver cartelicos pegados en los troncos de los árboles que alertaban de una batida de caza del jabalí. ¿Qué hacer? ¿Seguir adelante y desafiar el peligro ó volvernos atrás y suspender la excursión? Las dudas duraron lo que suele durar un pastel a la puerta de un colegio y “con ese arrojo que caracteriza a los miembros del grupo L’Andada”, continuamos con nuestros planes para el día, eso sí acompañados ahora por un par de perros que en vez de perseguir a los jabalíes, prefirieron venirse con nosotros y pasar de cacerías. Por cierto que los dos canes debían ser muy modernos pues tenían un tipo de lo más fino (vamos que necesitaban unos “buenos cocidos”)

La vegetación y el paisaje eran de lo más agradable y poco a poco nos fuimos acercando al final del recorrido corto cuya meta era la antigua ermita de Santa Magdalena hoy reconvertida en refugio. Allí nos hicimos la foto de familia antes de separarnos los andarines de los menos andarines y continuar unos la caminata, mientras los otros se dedicaban a disfrutar del paisaje y del sol que les puso un color moreno que daba gozo verlos cuando nos juntamos para comer.

Una vez vadeado el cauce del río Flumen con un hilillo de agua, fuimos siguiendo el curso del río hasta desembocar en los llanos de Bonés donde todavía se pueden distinguir las lindes de las antiguas parcelad donde los habitantes del valle criaban patatas y que ahora son dominio del ganado vacuno. Algunos ejemplares se dedicaban a pastar tranquilamente contemplando nuestro paso que poco a poco nos iba conduciendo hacia la fuente Fuenlatar que delata la proximidad del nacimiento del río Flumen. Superada la fuente, se comienzan a adivinar los perfiles de Sierra Guara con el Tozal como dueño y señor de la misma y de la Sierra del Águila. Adentrándonos en un bonito bosque, llegamos hasta una colina rodeada de erizones ó “asiento de la suegra” desde donde pudimos disfrutar de una bella panorámica de nuestro Pirineo y de la Punta de Gratal que asomaba tímidamente su perfil.

Con dolor de corazón emprendimos el regreso por una pista que después se abandona para entrar en un bosque donde el sol no tiene cabida debido a la espesura de la vegetación con unas hayas enormes, boj, enebros y la senda llena de esa hojarasca que tanto placer da caminar sobre ella.

El descenso hasta llegar al lugar donde nos esperaba el autobús, fue lo menos agradable de la excursión debido a la mucha piedra que cubre el sendero que junto al cansancio que ya empezaba a hacer mella, provocó suspiros de alivio en el momento de “tirarse” sobre los asientos del bus que enseguida nos llevó a comer con hambre de lobo una muy buena comida en el restaurante Fetra entre Yéqueda e Igriés.

En la Sierra de Bonés
En la Sierra de Bonés
Cruzando el río Flumen
Cruzando el río Flumen

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