A las puertas de la primavera, optamos por acercarnos a la Sierra de Vicor para ver como florecen los almendros y cerezos en esta zona un tanto desconocida de nuestra tierra pero que tiene un encanto indudable.
Los recorridos estaban claros: el largo contemplaba la subida al Pico del Rayo desde el pueblo de Aluenda y descenso hasta el de Inogés, mientras que el corto partiría de Inogés hasta el Refugio del Acebal. Pero el hombre propone y la meteorología dispone, así que después de una noche de lluvia que se prolongaba durante la mañana, se decidió dejar el Pico del Rayo para mejor ocasión en previsión de algún accidente en las bajadas de las fuertes rampas desde dicho pico hasta Inogés y todo el grupo inició el recorrido corto. Más vale prevenir que curar.
No obstante, cuando no se había cumplido el primer kilómetro, la lluvia cesó y ya no volvería a aparecer en todo el día, manteniendo en alto el pabellón de la suerte que casi siempre acompaña al grupo L’Andada. Para entonces, era ya tarde para volver al programa inicial, sobretodo por que el cielo amenazaba con más lluvia, así que continuamos recorriendo la Sierra de Vicor que nos obsequió con esos perfumes tan intensos que siempre deja la lluvia en los bosques, mezclándose el olor a tomillo con el de pino y de las primeras flores de la primavera.
Poco a poco fuimos ascendiendo por unas duras rampas hasta el refugio de El Acebal, donde los más andarines decidieron continuar un rato más para resarcirse de la decepción de no haber podido ascender al Pico del Rayo. Para entonces, todas las capas y paraguas ya estaban a buen recaudo dentro de las mochilas y los fotógrafos entraron en acción para llevarse a casa los almendros en flor y parte del paisaje de esta hermosa sierra.
A la hora convenida, todos juntos a comer a La Almunia de Doña Godina, donde Fernando, el dueño del Restaurante “Los Fogones” nos había preparado una sabrosa y abundante comida que hizo las delicias del personal.
Pero aún quedaba el plato fuerte de la tarde: los compañeros Ángel y Alfonso, se movilizaron para que conociéramos su pueblo a fondo y a fe que lo consiguieron, pues “liaron” a los guías del pueblo para que nos enseñaran lo más destacado de la población, incluido el Taller de Cerámica de Alfonso, que nos estuvo explicando las técnicas que utiliza para crear sus obras e incluso montó una exposición de las mismas.
Además nos enseñaron el Centro de Interpretación del río Jalón que todavía está pendiente de inaugurar instalado en la iglesia de San Lorenzo, más conocida como “El Fuerte”, el Palacio de San Juan dedicado a Casa de Cultura, el Ayuntamiento que data de 1783, la casa natal de Florián Rey y para terminar la visita, la Iglesia de la Asunción con su hermosa torre mudéjar y la tremenda cúpula de hierro forjado por la Fundición Averly allá por 1.930.
Con la promesa de volver a caminar por la Sierra de Vicor nos despedimos de nuestros compañeros para poder volver a pasar una jornada tan bonita como esta.